martes, 28 de mayo de 2024

Poema "A mi padre" , por Alfonso Ortega Tomás

 A mi padre


Tu estrella la apagó un relámpago,

de madrugada a difunto cantó el gallo;

tu hilo de plata lo cortó con su sable un rayo

y la luz de junio de mañana nubló tus mayos.

El monumento de la vid en tu huerto es el testigo

de que he sembrado tu nobleza en las raíces de sus hilos,

por hallar tus alegrías en el llorar de los sarmientos

y las misturas de tu esencia diluida en los racimos.

Llama es mi querer que esperanza el reencuentro

con tu alma liberada y hoy ya alada entre los lirios

para ver las luces en tu ser que fulgen como sirios

y andar juntos de nuevo por la vida y en el tiempo.

Te siento en el reposo conquistarme el pensamiento

y pregunto en mi plegaria al fulgor de las estrellas,

soy un géiser que derramo sin mesura sentimiento

sobre el éter por si rompo el silencio que las sella.

¿Derrotó la hiel de la vida su aventura?

Y el rayo de una estrella en la rosa de los vientos

se hace eco que acaricia con sus pétalos de aliento

a mi alma, que rezuma el tedio de la duda.

Él es de esa casta de espíritus mayores

que alberga un ángel de ternura

en su pecho acrisolado de valores.

Encaró vida y muerte frente a frente

demostrando el valor de los leones,

digno es que Atenea lo pregone.

Con nostalgia paladeo en mi memoria

cual mosto carmín de noble savia monastrel,

tus lecciones de padre y tus racimos de querer

entre mis días se desgranan de tu historia.

Que luzca lilial tu espiga sembradora,

nimbada del dorado de los trigos

al trillar las estelas de la aurora.

Que tu ser se alhaje en los rocíos

y la paz haga su nido en tu pechera,

que tu nardo luzca eterna primavera

y seas tan feliz como el alma de los ríos.

Quisiera sentir que tu alma arrebolada

inspira y enhebra su hebra con la mía,

que en el árbol de la vida tuya y mía

es la savia que en el todo está injertada

y, aunque trillas, paladín, etérea morada,

tu eco jazmín llevo impreso en mis auroras,

como llevan de su padre el mar las caracolas

en sus torbellinos de nácar, presos los ecos de sus olas.

Junio de 2003


Poema estraído del poemario "Bajo la Luz de Acuario" escrito por Alfonso Ortega Tomás ( Mi padre)